Todos vivimos nuestra propia Película (espiritual)

Todos vivimos nuestra propia película

Antes de venir a tener una experiencia terrestre, se diseña una configuración de vida idónea según los aprendizajes necesarios para el alma y saldos previos (karma). Sería el borrador del guión.

Cada uno de nosotros es el actor principal en su película (vida) y los demás, actores de reparto y extras. A su vez, cada uno de ellos es el actor protagónico en su propia película y nosotros, sus actores de reparto o extras. Los personajes se van entreverando con gran complejidad pues hay millones de películas rodando al mismo tiempo en el mismo montaje. Nuestros papeles de reparto serán de vital importancia en las demás películas ya su vez, esos actores crean una trama cautivadora en nuestra película.

El objetivo que todos buscamos es LA FELICIDAD ya menudo olvidamos el propósito más alto, la evolución. Las metas que pretenden lograr bienestar, son apenas estímulos para ir en una dirección. Más lo que importa habitualmente es lo que se desarrolla durante el camino, llamado PROCESOS, también conocido con el nombre ̈VIDA. La felicidad no necesariamente se alcanza cumpliendo metas, más con seguridad, disfrutando del proceso, del viaje de la vida.

Las personas que se cruzan en el camino siempre aparecen en el momento justo con su conciencia y estado de ánimo actual, configurando una experiencia propicia para permitirnos aprender una lección determinada y trascenderla… o repetirla incansablemente a lo largo de la vida o de las vidas.

Estamos conectados con un gran sistema de una inteligencia que sobrepasa nuestra comprensión. El mismo es perfecto y no interviene. Somos nosotros que habitualmente, sin ser conscientes de ello, activamos la ley de atracción y de esa forma ópera el libre albedrío ¡Siempre sobre las bases del guión establecido para nuestra película!

LA LEY DE ATRACCIÓN*

Atraemos aquello afín según la frecuencia vibratoria que tenemos.
Hay sólo una forma de ascender vibratoriamente y es a través del AMOR. La bondad, gentileza, gratitud, asistencia son todos sus derivados.
Por ejemplo, si somos gente alegre, atraeremos gente alegre. También puede ocurrir que alguien nos esté convocando a su película más allá de la afinidad. En ocasiones, para saldar una deuda pasada.

Si en el proceso perdiéramos nuestra alegría, pues tendremos una gran oportunidad de mirar en retrospectiva y aprender a brindarnos manteniendo nuestro eje, o al menos regresar a él ante la menor señal de desvío.

¡TODO ES PERFECTO!

¿Cómo es posible aseverar tal cosa? No es perfecto que me rompan el corazón, ni justo que me hayan echado de un trabajo cuando di lo mejor, que un socio me haya traicionado, que encuentre un gran amor y las circunstancias no ayuden o no ser correspondido, o que se enferme una persona muy buena y querida, etc., etc., etc.

Nos enseñaron a mirar resultados y etiquetarlos en éxitos y fracasos, acontecimientos buenos y malos, juzgar lo que es correcto o incorrecto según las leyes impuestas por el hombre, que no siempre funcionan, y la moral que es subjetiva.

Los procesos no siempre nos conducirán a resultados deseados. Sin embargo, si pierdo el autobús por el tránsito o cualquier otra razón, tal vez en el siguiente conozca a alguien importante para mí, o llegar más tarde podría evitarme una situación indeseada, o por el contrario, tenerla me permitirá aprender algo importante que podría capitalizar en el futuro. Lo cierto es que ¡no lo sé! Tampoco es necesario entenderlo todo, sólo confiar en que algún propósito tendrá, que todo ocurre por una razón. Siempre tenemos la libertad de elegir cómo responder a los sucesos. Aceptar lo que no podemos cambiar nos evitará muchas penas y nos permitirá regresar a nuestro centro.

¿Y si me equivoco y último a alguien?
Esa persona te convocó en su experiencia pues necesitaba un actor que le permitiera vivir exactamente lo que podrías ofrecerle.

¡Pero este país es un desastre!
Es perfecto para ti. Si hubieras necesitado un contexto diferente, digamos algo más organizado, como Suiza o Finlandia, habrías nacido allí o podrías haberte mudado.

No recordamos qué hicimos un día cualquiera, mucho menos las vidas pasadas. Tenemos memoria selectiva. Así, la persona que hace algo que nos aquí, podría estar desempeñando su rol para ayudarnos a comprender el valor del amor, la compasión, el perdón, el coraje, etc., algo que tal vez descuidamos en otro momento o en aquella vida en que nuestros actos fueron penosos para la persona que encarnaba este ser.

DEL MODELO DE CULPABLE A RESPONSABLE

La culpa es totalmente opuesta a la responsabilidad y sin embargo, a veces las confundimos. La culpa es un estado que nos resta poder, nos hace víctimas de nuestros actos. Nos alejamos de toda posible autocompasión. Es importante reconocer que damos lo mejor que podemos según la conciencia que tenemos.

Por otro lado, si entendemos que alguien nos convocó a su película en ese preciso estado para poder vivir una experiencia determinada, habremos recorrido la mitad del camino saliendo de la culpa. Entonces volvemos el foco a nuestra película, revisamos la escena y nos preguntamos, ¿qué puedo aprender aquí?

El perdón sincero es una autopista a la reconciliación, pero es importante recordar que el perdón no necesita aprobación, la dispensación es propia reconociendo el descuido propio, mediante un compromiso a elevar nuestra conciencia. De otro modo, la próxima vez requeriremos de una situación más intensa aún capaz de dejar una huella más profunda.

Los opuestos complementarios nos permiten apreciar la vida. La enfermedad nos recuerda la gracia de gozar de salud. Un traspié económico nos lleva a valorar lo que antes pasaba inadvertido, un golpe nos enseña a apaciguar el paso y un sacudón, el valor de la humildad.

Agradecer todo lo que sucede en el camino requiere de mucha humildad. Estemos atentos, pues cada una de nuestras actuaciones configuran una carrera actoral plena, con propuestas cinematográficas cada vez más gratificantes. Principalmente, agradeceremos expandir el corazón y así gozamos de la vida y afectamos positivamente a más personas, ayudándoles a expandirse también. Cada día veremos más gente amable, sonriente y la vibración colectiva ascenderá poco a poco, logrando entre todos que este gran set de filmación conocido como Planeta Tierra recupere su fama como uno de los paraísos del Universo.

Fernando Reznik
Junio 2017

 

*Bibliografía recomendada: “Pide y se te dará” de Habraham Hicks